Hijos de las sombras

viernes, 24 de diciembre de 2010

HACKER


Cabello rubio, brillante, largo caído en una media melena sobre los hombros. Un rostro alegre, juvenil, concentrado en el artificial halo fosforescente emitido por la luz de un anticuado ordenador; un viejo Maná 257 que apura sus últimas horas.

Es la imagen viva de un joven de nuestro tiempo, en el que juventud y nuevas tecnologías caminan juntas de la mano, en una perfecta simbiosis extraña a mi propio entendimiento.

Tiene quince años, a pocas horas de cumplir los dieciséis, y es dueño de una juventud insolente, casi insultante, que no deja traslucir por ninguna parte cuando se enfrenta al ordenador, pues sus dedos son sabios y ancianos, y lo mismo podrían tener 15 años que 90, o incluso 2000. Se desenvuelve ágil, a un ritmo vertiginoso e imposible de seguir por la mirada, mientras el crujido constante del teclado resuena ahogado, recordando al sonido de los cascos de los últimos caballos, impulsados por las espuelas de sus yemas cual moderno jinete tecno-apocalíptico.

Actúa siempre de noche, mientras los demás duermen, robando horas a su propio sueño a base de cafeína burbujeante y aspirinas. Bajo el seudónimo de Mesías, comparte ese mundo virtual del tamaño de un monitor con otros como él, camuflados en nombres tan pintorescos como el suyo propio: Están Jonás, el Profeta, Babybuda, LadyKhrisna, Salo y Mon… y cientos más a los que nunca ha visto más allá de un seudónimo, y con los que comparte una única pasión: Una curiosidad insaciable que los lleva a recorrer frenéticamente la inmensidad de la telaraña mundial ajenos a cualquier frontera. En cuestión de segundos, a base de impulsos eléctricos, vuelan de Madrid a Singapur, y de allí a Ciudad Juárez pasando por las Vegas para regresar a Madrid, en el movimiento compulsivo de un adicto en busca de su dosis diaria de adrenalina.

De todos ellos. Mesías, nuestro Mesías, es el más hábil. Y se cuela con facilidad pasmosa en cualquier sistema, derriba murallas a base de trompetas, y penetra en los débiles protocolos de seguridad con la misma facilidad con la que el cuchillo caliente cercena la mantequilla.

Dios aficionado de un particular universo hecho a su medida, accede a las áreas restringidas y reescribe los protocolos a voluntad, ayudado por imaginativos virus de creación propia, al tiempo que, el punto objetivo de su omnisciente se materializa en el monitor: <111010010010110001010> un hombre liberado de voluntad propia revienta el pecho de su esposa con un escopeta de dos cañones, para a continuación descerrajarse un tiro en la boca o (cambiando un simple 1 por un 0 ) entregarse a la policía gritando aún ensangrentado: ``La maté porque las putas lentejas estaban frías”. Divertido, con la sonrisa pendiente de los labios, Mesías abre nuevas ventanas y al ritmo sanguinolento de sus dedos <00101001011011110> finiquita la realidad de un niño de corta edad, precipitándolo al vacio ante la mirada impotente de su madre, o modifica para siempre la de esa mujer que llora en un callejón, <1111101010101001011> por los restos ensangrentados de su dignidad ante sus risueños y satisfechos violadores.

Al movimiento binario de unos y ceros: los asesinos pasionales, los suicidas indecisos y los amantes apasionados, se arrojan desde el puente “enter” a las vías oscuras de la muerte y el desamor, sin carácter alguno de voluntariedad en sus actos.

Ahora, ya cansado, finalmente vencido por el sueño; Mesías fantasea con el regalo de cumpleaños que traerá el mañana, veinticinco de diciembre: El nuevo y potente Maná 288 equipado con las últimas y poderosas aplicaciones que pondrán al alcance de su intelecto, las inexploradas y aun vírgenes opciones de guerras, hambrunas, plagas o el diluvio universal o el Armagedón.
Y mientras sueña, sin que el joven Hacker se despierte, se abre la puerta de su habitación azul celeste para dejar paso a una madre de inmaculada belleza y rostro virginal, que arropa una manta sobre los hombros del hijo, y besando su mejilla divina se aleja orgullosa cantando una leve letanía: “Jesusito de mi vida. Eres niño como yo…”

2 comentarios:

  1. Has vuelto al género de terror eh...

    Qué bueno. He sentido miedo de verdad. Cuando veo a mi niño jugar con la consola me he preguntado si le estará quedando bien claro lo que es virtual y lo que es real... Mientras el mata monstruos, robots.. o se suicida a si mismo... Esto último le hace mucha gracia... ufsss... Miedo. Sí. De verdad.

    Un bico.
    Felices Fiestas.
    Buenos deseos para el año que entra. Por ejemplo, que te prodigues un poco más por este mundillo. Me gusta leerte.
    Otro Bico.

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  2. Yo tengo un pendrive con los cuatro jinetes del apocalipsis!! Feliz año nuevo, solete (:

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