Hijos de las sombras

sábado, 7 de junio de 2014

Princesa

Mi realidad ha sufrido un vuelco más que espectacular en los últimos meses. He vivido en un periodo muy oscuro donde reinaba el kaos y un modelo de autodestrucción más o menos moderado, durante el cual se sucedieron una serie de vivencias bastante interesantes, y que se salían un poco de los cauces de lo que se considera más o menos normal. He visto situaciones extrañas y me he metido en algunos follones pasajeros de los que he salido más o menos bien parado, he hablado con gente extraña y he entendido, alcanzando bastante claridad, algunos aspectos siniestros de un mundo soterrado en la inquina de los prejuicios. Hablando en plata, he pasado a un nuevo nivel, he derrotado al terrible monstruo guardián del nivel uno y sigo avanzando... ¡Up! Cabriola pixelada y bonus extra. La barra de prejuicios se vacía y yo camino por un nuevo nivel matando bichos y ligero de la carga de tener que juzgar a nadie. Es muy pesada carga. Que cada cual haga lo que quiera. Todo es indiferente. Yo a lo mío, que es seguir matando marcianos y llegar al último nivel y salvar a la princesa. No comeremos perdices, pero pienso encerrarme una semana con ella en el torreón del castillo y hacer que nos traigan a la cama comida y agua. Después nada, una versión para adultos del final de esta historia y el observar como se disuelven en el silencio las volutas de un cigarro postcoital. El sonido de un suspiro que brota del pecho de una princesa atrapada en mi lecho, y preguntarse: ¿Quién ha salvado a quién?
 

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