
Grito como animal enjaulado,
vencido y hostigado con saña
por el recuerdo de tu consumado
amor, vago por la tierra extraña.
En el paso leve y acompasado
fiel a la tristeza que acompaña,
en su recorrido al desterrado,
por el frio reino de la guadaña.
Mas no lamento, por ser tu deseo,
el cruel destino de mi destierro.
Ya sin ti, amor, nada ya poseo,
pues preso del recuerdo soy el reo
que encadenado al frio hierro
sufre cual moderno Prometeo.
Un placer, mi hermano, volver a leerte. Tan crudo, tan triste, tan descarnado. Tan... amor.
ResponderEliminarEs un destierro, bien lo dices en tus versos, el amor abandonado.
ResponderEliminarmariarosa