Del caos nace el orden. Que frase más
obsesiva. Demasiado caos durante demasiado tiempo en mi cabeza, lo
suficiente como para convertir la frase en una muletilla recurrente.
Aunque no espontanea, aquí ni dios me entiende, y si suelto frases
así en publico todos se quedan en una especie de estado catatónico
uff es cansino. A veces es preferible hablar de motociclismo y de la
selección, de políticos corruptos o de llorar frente a la tele del
bar por una desgracia ocurrida a miles de kilómetros, palmaditas,
todos hablamos bien, somos gente sensible y sentimos lastima por
nuestros semejantes. Cuanta solidaridad, que bendición el género
humano. Después de estas muestras de afecto y de
espontanea-programada solidaridad te giras sobre la barra y te tomas
el café con leche pero sin llegar a leer los posos. ¿Para qué? Tu
futuro más inmediato ya lo sabes; entregarte de pies y manos, la
sumisión servil y el silencio, tu momento ha pasado. Son las nueve,
alquilas tu cuerpo a un amo que clama insatisfecho: Quiero más. Y
todo por dinero. Un dinero que devora el espíritu de los humildes al
tiempo que los convierte en seres tristes, un dinero que marchita el
de los soberbios que se dedican a jugar con las vidas ajenas sin
importarle las consecuencias de sus actos avaros.
La balanza se ha desequilibrado, y esta
vez se ha inclinado del lado más débil. O al menos eso creo yo. He
roto mis cadenas y me siento liberado, el aire es puro y huele a
libertad, a mar. Siento fuerza en mi interior, y esperanza combinada
con una furia arrebatadora que me empuja hacia delante. Pero aún
así, todo esto no es capaz de evitar que sienta miedo dentro de mí.
Pugnando por salir para llevarme de regreso a sus dominios, puedo
escuchar sus perros de presa aullando a lo lejos, ladridos de ideas,
ladridos de pensamientos catastrófistas y voces que me dicen que
todo va a salir mal.
Pero en fin. ¿Qué es mal? ¿Acaso ya
no está todo mal? ¿Quién dijo que teníamos que ser infelices? La
vida que he estado llevando hasta ahora ha sido una puta mierda,
infelicidad total, desdicha por cosas inventadas e ideas implantadas,
la política del miedo una vez más. ¡Puta mentalidad gallega del
calla y aguanta! Hasta aquí. A mí no me sale de los cojones
aguantar más. Voy a darme un largo paseo y le voy a patear el culo
al mundo una temporada. Entiendo que la vida tiene que ser algo más
sencillo, más simple y con otros valores. Ahora, por fin, empiezo a
comprender esa frase. Del caos nace el orden.
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