Hijos de las sombras

miércoles, 21 de mayo de 2014

Otra vez

Cuan diferente se ve la realidad según el estado da ánimo. No tengo muchas ganas de hablar por aquí, me toca los cojones más bien, pero desgraciadamente mi confidente ha fallecido y tengo el mono de aquellas largas charlas, en las que yo adoptaba el papel de un pequeño saltamontes poco receptivo y un tanto cateto en los temas espirituales y al que todo le daba igual. Ciertamente, no es lo mismo hablar así. Sólo. Es una mierda llevar el peso de la conversación, incluso siendo un monologo de mierda, y es bastante decadente, deprimente y de poca chicha asentarse en las mismas ideas de siempre, justo ahora que parecía intuir que existen otros  mundos... Sin embargo, regreso a los pantanos,  Jesús go home, una vez más mi mente gobernada por los conceptos oscuros, los futuros proyectos que se insinúan como fracasos, no pasa nada, conozco bien esa sensación de peligro, es un terreno hostil pero se moverme bien entre las sombras, e incluso conseguir a ocasiones una especie de placer perverso al ver crecer con el paso de los días, el bosque de horcas y guadañas de la masa pueblerina que pide mi cabeza. Bueno, esto último quizás sea un poco exagerado, pero unas buenas hostias doy fe de que hay unos cuantos que se prestarían gustosos, o que tuviese un desgarramiento anal andando en bicicleta o que me pille trafico una noche cualquiera y me ponga la piruleta en la boca... o vete tú a saber qué, cualquier deseo de malignidad absoluta, es posible en un pueblo como este con tanto perro sin collar suelto.

Pero bueno. Me quejo, a priori no hay diferencia con mi antiguo yo, aunque observando a un nivel más profundo el cambio ha sido grande. Me quejo pero ya no me lamento. No quiero ayuda, no quiero caridad y no quiero que nadie me toque los cojones. Con eso me conformo. Y yo, por mi partes,  suscribo el compromiso con los conceptos que mi finado sensei trato de inculcarme a golpe de vara, paciencia y un amor no consumado. Al fin y al cabo. Yo soy fuerte, nadie me ha doblegado excepto yo mismo y mi sentimiento de culpabilidad perpetua, y es por ello que sé que esta vez va a ser diferente. No me rindo, sigo caminando, me cago en vuestros padres y en vuestras madres y en vuestra puta especie también si hace falta ¿Por qué no? Me la suda todo. Todo excepto el saber de una puta vez a qué he venido yo aquí, aunque lo cierto es que eso también me la suda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.